Es un ejercicio de pérdida. Se sitúa al espectador en un estado emocional de frustración, impotencia, ira y tristeza, para revelar suposiciones humanas básicas, incluida la convicción ilusoria de tener pleno control de la propia vida. Los momentos de control interrumpido suelen considerarse indeseables en las experiencias interactivas. Frente a la ilusión, recordamos que estamos siendo engañados y también nos engañamos a nosotros mismos. El mundo irreal de la experiencia es un espacio de entrenamiento donde puedes comprenderte mejor a ti mismo y a tus emociones. El usuario es guiado a través de siete capítulos, que van pasando de la actividad física a la contemplación.